Lejos de la ciudad las cosas son diferentes claro, aquí el ser humano brilla, por lo general, por su ausencia y es la fauna y la flora la que se imponen.
De las diversas posibilidades que el tema brinda, reconozco que he optado por la que me era más sencilla, la macrofotografia, de la cual ya tengo una experiencia previa y aun más, por la flores, que no corren ni vuelan y solo tienes que evitar que se muevan por el viento.
Además del objetivo macro de 100mm, he utilizado una lente de aproximación para conseguir un mayor aumento. La dificultad de estas tomas radica en lograr una profundidad de foco y un enfoque suficiente, nada fácil, teniendo en cuenta que se dispara a un par o tres de centímetros de la flor y aunque la apertura se cierre a f/16, la profundidad de campo es mínima.
